ServiTrader entrevista a José Carlos Carmona

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ENTREVISTA

P. Dicen de ti que eres una persona polifacética, ¿de dónde te viene eso?

R. Pues es una buena historia: cuando tenía 17 años, en el último curso antes de entrar en la Universidad, el director de mi centro le encargó a un amigo que creara un coro polifónico. Él y yo estudiábamos en el conservatorio y nos pusimos a organizarlo. Para nuestra primera actuación, organizamos unos ensayos y ahí dirigí por primera vez. Fue para mí un momento iniciático, tuve una auténtica iluminación: SUPE que quería dedicarme a eso y decidí que quería ser Director de Orquesta. Lo interesante a efectos de lo de la actividad multifacética vino después, cuando realmente me planteé la siguiente cuestión: “Cómo podría conseguir que algún día los músicos de una orquesta creyeran sincera y profundamente en mí”. Me pareció que no sólo debía ser un buen músico, pensé que debía ser un hombre completo, rico en conocimientos y experiencias, un “Maestro”, como se les llama a los Directores de Orquesta. Y me organicé un plan de formación extenso que abarcó: 1. Estudiar la carrera de Dirección de Orquesta que eran 17 años de estudios reglados uno detrás del otro (pero yo ya llevaba 4 de esos 17). 2. Estudiar Derecho para aprender liderazgo; 2. Estudiar Filosofía para constituirme como un ser profundo; 3. Estudiar Arte Dramático para saber moverme en escena sin complejo alguno; 4. Practicar deporte competitivo para mantenerme ágil mentalmente; 5. Viajar por el mundo porque decían que eso abría la mente; 6. Tener amigos y cultivarlos.

P. Guau, un plan exigente.

R. Sí. Y lo tenía que llevar todo para adelante. Sufrí bastante. Primero porque era estresante y luego porque con una carrera de Dirección tan larga y con planes tan multifacéticos no llegaba a terminarse nada. Durante mucho tiempo fui aprendiz de mucho y tuve que aguantar que la gente me dijera la frase que más odio del mundo: “El que mucho abarca poco aprieta”. Pero cuando terminé este puzzle gigantesco de construcción de mi persona era un Puzzle grandioso e insuperable. No tenía pensamiento de ser profesor de Universidad pero con tanto currículum lo conseguí en cuanto lo solicité; y llegué a ser Catedrático de Dirección de Orquesta en el Conservatorio Superior de Música de Málaga y a dirigir orquestas en Rusia y a grabar discos en Venezuela con las orquesta del Sistema y a dirigir obras tan grandes como la Novena de Beethoven, el Requiem de Verdi o la Pasión según San Mateo de J. S. Bach. Y cada una de las puertas que abrí me intentó absorber: el Derecho me llevó a ser candidato a Presidente del Gobierno por el PSOE; la Filosofía me llevó a la masonería, de la que ahora soy Maestro; el Arte Dramático me llevó a hacer teatro y cine: últimamente me habrás podido ver con Javier Gutiérrez en la película “El autor” (ahora en Netflix), pero antes trabajé en “Curso del 63” en Antena 3, una serie con más de seis millones de espectadores, y fui protagonista de “El proyecto Manhattan”, etc. En deportes he llegado a ser subcampeón de España en Tiro Olímpico y Campeón de 2ª división en Tenis de Mesa (a lo que sigo entrenando tres veces a la semana en mi Club). He viajado por 41 países del mundo, he trabajado en Panamá, en Medellín, en Venezuela; estudié en Estados Unidos; he viajado a China y Tailandia, a los Emiratos y a Canadá y Argentina, etc. Y me dio tiempo a casarme con una sevillana a los 41 y tener un hijo a los 45.

P. Y luego está la escritura.

R. En efecto, porque durante todo este tiempo escribí. Escribo desde Bachillerato donde le contaba a un amigo que se había ido a vivir a Madrid, las historias de nuestra pandilla. Y después ya seguí escribiendo y como mi mente crecía con todo lo que estudiaba y vivía, escribí y escribí y gané un premio de Novela de Alfaguara con Arturo Pérez Reverte como presidente del jurado y después publiqué en la Editorial Planeta dos novelas maravillosas de músicos y viajes (como no podría ser de otra forma) y creé el Máster en Creación Literaria de la Universidad de Sevilla. ¿Ves?: toda puerta que abro tira de mí y quiere absorberme. Yo me dejo llevar un poco y doy y creo para esa puerta abierta.

P. Y todo esto cuando parece que el mensaje que más se oye en la sociedad dirigido a nuestros jóvenes es que tienen que especializarse.

R. Justo lo contrario de lo que yo hago. Ahora doy de vez en cuando charlas de orientación universitaria y les advierto a los alumnos que el sistema lo que quiere es que se especialicen para esclavizarlos, pero que no hay especialización alguna que aguante con ánimo profesional 20 o 25 años. Al final, todos los especialistas en algo terminan odiando lo que hacen. Yo les animo a diversificar. Una “Diversificación Profunda”. Estos no es picotear de todo sino profundizar en todo o, al menos en varias disciplinas. Los manuales de creatividad definen la inteligencia como la capacidad de vincular campos distantes y distintos. Si estás especializado, no tienes con qué vincular tu conocimiento. Hay que quitarse las anteojeras de burro de la especialización y abrirse a varias disciplinas.

P. Y como has dicho, te ha dado tiempo a crear una familia.

R. Sí, como te he dicho, no tuve un hijo hasta los 45 años, todos esos años fueron para mí muy productivos. Entiendo que quienes tienen hijos antes difícilmente puede crear un puzzle grande y, en eso, las mujeres tienen unas dificultades añadidas de primer orden. Al fin y al cabo un hombre puede ser padre siendo mayor. Pero, eso sí, en mi caso, soy un padre sin frustraciones. Sufrí demasiado a una madre insatisfecha porque los hijos le habían frustrado sus posibilidades artísticas, que eran elevadas. Aprendí esa lección y conseguí llegar a ser padre siendo Director de Orquesta y Doctor en Filosofía.

P. Le debes, pues, a aquel planteamiento de ser un Director de Orquesta muy completo la construcción de todo tu ser.

R. Es verdad, aunque hace poco, charlando con un amigo que es psicólogo me dijo: “A lo mejor no fue como tú dices que para ser Director de Orquesta te planteaste llenarte de conocimientos y experiencias; a lo mejor fue al revés, como interiormente querías este camino de llenarte de conocimientos y experiencias viste en la Dirección de Orquesta la excusa perfecta para ponerte en marcha”. Y quizás sea verdad.

 

 

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