Cursos de trading en el diario de un trader
Día 1: Diario de un Trader
Hoy, 14 de febrero, día de los enamorados, quiero empezar mi diario con motivo de una relación de amor-odio y de muchos altibajos que he vivido en los últimos meses. ¿Y qué tiene que ver esto con hablar de cursos de trading?
Pero no, yo no vengo a hablaros de una relación cualquiera, con una pareja de carne y hueso, pero sí de algo que me ha acompañado día y noche durante mucho tiempo.
Esta historia comienza en junio de hace cuatro años, cuando me gradué en Administración y Dirección de Empresas. Mi nombre es Pepe Pérez, tengo 27 años y hoy quiero comenzar con este diario, el diario de un trader.
Para poneros un poquito en contexto, soy el mayor de tres hermanos y el primero de mi familia en ir a la Universidad. El día que me gradué lo recuerdo con mucha ilusión y mucho orgullo al ver a mis padres, mis hermanos y mi abuela con una gran sonrisa en la cara.
Era el sueño de mis padres: ver cómo su hijo mayor se graduaba en la universidad para labrarse un futuro prometedor. Pero la realidad fue muy distinta.
Después de la carrera vino el máster, después del máster las prácticas, otras prácticas, contrato como becario, trabajar sin contrato y así durante casi cuatro años. Toda la ilusión del día de la graduación se había convertido en la decepción de no poder encontrar un trabajo acorde a mi formación y capacidades.
Además, empezó a desmotivarme que mis padres creyeran que la culpa era mía, por no esforzarme más, por haber elegido la carrera equivocada, por no dedicarle demasiadas horas a la búsqueda de empleo…
Cursos de trading en el diario de un trader
Hasta que un día, se presentó ante mí la solución:
Un anuncio en Facebook sobre un curso de Trading. Yo tenía algunas nociones de lo que es el trading y me picó la curiosidad, así que clické sobre el anuncio para ver de qué iba.
Mi gran sorpresa fue encontrarme lo que siempre había deseado: la bonita promesa de aprender una profesión y empezar a conseguir dinero rápido y fácil, ¿suena bien, verdad?
Pues sí, no lo dudé un instante y con los ahorros que había conseguido en mi último empleo precario de administrativo, reforzado con las horas que echaba de camarero en un bar, me inscribí en el curso, con el objetivo de conseguir el dinero que prometían y así demostrarle a mis padres que mi futuro no estaba perdido. Y es aquí donde comienza mi relación fortuita con el mundo del trading.
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